Un paso.

Sé, tengo claro que debo abandonar muchas cosas para sobrevivir,  la comida chatarra y abrazar la comida sana, la coca y el café y empezar con el té. Dejar el pollo, la carne, y empezar con los cereales integrales, sé que tengo que dejar atrás ese gran amor que se vació de pasión, y  olvidar esa pasión que nunca germinó en amor,  sé que no debo permitir que mis adicciones me consuman, y mi pasado me retenga, sé que quiero callar, dejar de hablar, dejar de escribir, y en silencio empezar a hacer lo que me agoté de comentar.

Sé muchas cosas, pero no las quiero hacer. Me aferro, me niego, como mierda, sufro al pedo, y me meto en el cuerpo estos días, más que nunca, todo lo que sea veneno.  Me resisto a dar este salto,  no quiero ser santa, me niego a abandonar los malos hábitos y tomar lo que ya es hora de recibir.

Pero... quien quiere  purificarse tanto???!!!! La puta madre. Quién quiere dejar de arder, y perderse en la gula y la lujuria sin razonar, entregada,  revolcarse envuelta en otra piel tan adicta a la mía como yo a ella.   Pero sé que es mi responsabilidad, dejarlo atrás, perdonar, reciclar, olvidar. Y estoy en “ese” momento túnel, en que me irrito y me suavizo, me entrego y me resisto, me enfurezco y  me perdono, me debilito y  me fortalezco. En “ese” momento “ahora o nunca”,   y es ahora o nunca que debo dejar de vivir en la tierra, y empezar definitivamente a morir en mi cielo,  limpia, y en paz. Pero no quiero.