sábado, septiembre 12, 2009

DE MI AZOTEA

Imagen prestada de: http://www.ultimahora.com/adjuntos/imagenes/000/139/0000139883.jpg

Con la necesidad de captar vidas para mi vida sin vida, me he transformado en un voyerista incansable y sediento de sensaciones de otros.

Estaba sentado esta vez en mi propia azotea del décimo piso, con el binocular en la mano. Eran las dos y media de la madrugada de un martes, y espiaba los techos y ventanas de Montevideo para ver amor, familias o pleitos, pero la mayoría estaban ya con las luces apagadas.

"La gente dormiría por ser un día hábil", pensé.

De repente allí, a dos cuadras de mi casa, en una de las dos ventanas iluminadas de un edificio, que no se si era en el cuarto o quinto piso, vi como él le pegaba a aquella chica que parecía ser su mujer.

Estaban en el living del departamento. Ella tenía en sus brazos a un bebé, yo no percibía si era niña o niño, tampoco pude escuchar por la distancia. No pude escuchar si hablaban o discutían, ni si ella gritaba o lloraba.

Yo solo permanecí allí, con mi binocular tan fuertemente apretados al rostro que me dolían los ojos. No podía apagar esa película que se presentaba frente a mí.

El levantó su brazo tres veces y le pegó en el rostro con total brutalidad. Ella arqueando sus hombros intentaba solamente envolver con sus brazos al bebé.

"Para que no llegaran a él las agresiones", imaginé. "O para que no grabara el recuerdo de ellas, quizás"

Yo permanecí paralizado por el horror, y sin poder hacer nada. Por la vergüenza de estar allí, me quedé sentado en la azotea de mi propio edificio, hipnotizado.

El hombre tambaleándose del living al dormitorio, donde solamente estaba encendida una veladora junto a la cama, se dejó caer como piedra y pareció quedar profundamente dormido.

Ella, aún en el living, con la televisión prendida, se sentó en un sillón que estaba junto a la ventana —marco de mi escena— y se quedó allí. Se quedó con el bebé en sus brazos, mirando hacia afuera, en mi dirección, como si me viera; como si supiera que yo estaba allí, testigo silencioso... e inútil.

2 comentarios:

  1. Es tan difici saber que hacer en estos casos porque lamentablemente en la mayoria la mujer sale perdiendo aun ante una denuncia. Me encanto Laurel, de verdad que si. Me llego al alma sobre todo el final. Tenemos todavia tanto por hacer...
    Besos y abrazos

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  2. Me alegra que te gustara Maia.
    Seguiremos escribiendo pero yo no hago un aporte muy significativo a nada en este mundo, supongo que en otra vida seré más útil, en esta creo que solamente intenté aprender a sobrevivir. Espero subir un escalón en mi evolución para la próxima y servir para algo más significativo.
    Beso

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