domingo, febrero 02, 2014

PUERIL



Me diste ganas de escribir distinto, me diste. Me diste sentir esta correntada de inocencia por mis venas. Ganas de estar húmeda de euforia feliz.
Me diste, me diste segundos de curiosidad.
Esa profunda y segura curiosidad que solo me dan los mundos ilusorios de un pasado milenario y añorado, donde la vida era más que materia.
Me diste el dibujo de una sonrisa en mi cara, sin verla.
Una sonrisa de esas, de niña traviesa. Tan educada.
Me diste olvidar el cansancio y voluntad de jugar a la mancha o al escondido de nuevo,
pero con estos ojos y oídos de hoy… que ya no tienen miedo.
Me diste querer mojarme en la lluvia, en conciencia, desestimando la ropa o el pelo.
Me diste una linterna en una noche de campamento, donde la oscuridad solo es
el puente a la imaginación de un alma niña, que no conoce el dolor.
Me diste.

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