martes, febrero 11, 2014

Otrora

Un día el mundo dejó de ser inocuo
el abrazo no fue  refugio
los  recaudos superaron de golpe a  la inocencia.

En el recelo
el mundo de adentro  se comió  al de afuera bloqueando los sentidos
la niñez ya no olió a tierra mojada 
se taparon la boca las chicharras 
y los nísperos dejaron de ser motivos de escaladas

todo fue quedando tenue
los colores agrisados
la piel empezó a esquivar la protección
y matando la libertad de la sonrisa
creció la fe
de que cualquiera podría teñir su blancura en las  tinieblas solitarias de un  verdugo

un animal salvaje y rebelde fue saliendo de su carne
y,  apoderándose de su forma,
el  miedo en su máscara sonriente mató al deseo de cariño
mutándolo en estado de guerra
estado de guerra perpetuo 

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