Revisando la
biblioteca de mi vida encontré un manual
El de mujer perfecta.
Dominar el don de la sonrisa por encima de cualquier otro
gesto.
Quejarse no es de inteligentes.
Las mujeres que hacen berrinches están fueran de sus cabales.
No se debe levantar nunca el tono de voz.
Las abuelas siempre están felices y son mujeres ejemplares.
Nunca reclaman a sus maridos.
Los respetan y aceptan.
Si fueras niña abusada deberías ser niña silenciosa.
La dignidad del silencio…
Se debe saber ser noble y perdonar cualquier ofensa: “ellos no saben lo que hacen”.
Las sensaciones placenteras
deben ser simuladas.
El deseo juvenil será encubierto.
Ser un mueble pequeño
que aunque no entienda sepa callar.
Esconder cualquier desconcierto en las vísceras para no dañar a
los amados.
Preservarlos de las
atrocidades, malas noticias y dolores y si por alguna razón fuera
inevitable exponerlos, suavizar lo máximo y fingir seguridad y despreocupación.
La niña debe permanecer eternamente suave, dócil fuerte pero obediente.
No deberá pedir por
amor ni ser dependiente.
Cuidarse de no ser provocativa para no parecer promiscua.
No deberá ser débil o terminará loca.
Saber hacer las tareas domésticas es uno de los requisitos
para ser perfecta.
Pero nunca descuidando el intelecto que debe primar.
Aunque no puede parecer demasiado inteligente porque las
mujeres muy intelectuales no son bellas, se acartonan.
Ser independiente pero compañera.
No olvidar ser linda pero no linda insulsa, linda sensual y
atractiva.
Y misteriosa pero transparente.
Pero su atractivo no debe ser vulgar sino que la clase debe
primar.
Pero no esa clase que endurece sino una clase que deje
entrever que el calor subsiste.
Importante saber vivir
sola sin desesperar. Pero que la soledad
no le genere manías que la impidan compartir
en convivencia.
Ser entera en la desdicha, el dolor, el miedo y la soledad.
Ser exitosa pero humilde y no dejarse vencer por los
fracasos.
Nunca buscar bastones para sostenerse. Pero saber ser bastón.
Nunca pedir que la amen, aunque el grito golpee las cuerdas
vocales desgarrándolas.
Pedir amor es para los débiles.
No rogar a ningún hombre
que no se quiera quedar.
Nunca pedir un regazo aunque el cansancio no permita un paso más.
Recomenzar, recomenzar y recomenzar.
Y morir joven.
Para poder descansar.
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