domingo, agosto 28, 2011

Matriz


Mi vida fue una negación,
absoluta,
de mi género.
Por treinta y siete años
jugué a subir muros
a las batallas y
a la pelota,
a lograr objetivos fríos.
Anduve a caballo,
trepé árboles.
Estuve cerca de las armas.
Me pensé un soldado.
No una “soldada”.
Trabajé como hombre.
Ambicioné cosas de hombres.
Jamás pedí ser mujer,
ni tuve anhelos de fémina,
como hijos,
o príncipes,
que me cuidaran de la vida.
Porque me cuidé sola,  sola me cuido
y  mis hombres son compañeros de ruta,
colegas de batalla.
Negué mis ciclos menstruales.
Me hice sacar un par de pedazos de mis dos tetas,
por esconder mi femenina vulnerabilidad.
Nunca tuve muñecas,
ni vestí vestidos.
Despeinada y sucia
entre perros.
y varones,
muchas carreras de bicicleta,
pocas ollitas y recetas.
Siempre pantalones
con chatitas
Nunca tacones y encajes.
Siempre las lágrimas profundas
en el baúl de la intimidad blindada.
Y la fuerza y la soberbia
en la máscara vital.

Hace  quinientos cuarenta días
empecé a comprar vestidos
llorar sin sentido
explotar ese grito
negado todo el camino.
Y…
Hoy.
Luego de este período
de resistirme hasta la muerte
para no asumir que soy hembra.
Desde este umbral del que puedo no regresar,
feliz me saco  este  falo anquilosado.
Me pongo mi vagina fresca.
Y no pido más perdón
cuando tenga
que llorar.

3 comentarios:

  1. El nombre del poema es exacto.
    Un gran poema Laurel.

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  2. Te dejo esta frase de una reconocia feminista a la que admiro.

    "No se nace mujer: llega una a serlo. Ningún destino biológico, físico o económico define la figura que reviste en el seno de la sociedad la hembra humana; la civilización es quien elabora ese producto intermedio entre el macho y el castrado al que se califica como femenino."

    Simone De Beauvoir

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  3. Gracias 3liz4, me la quedo, me parece muy acertada.
    Beso

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